Castellano

Obras

Si bien el caos está presente en mi obra del período anterior más como supuesto que como objetivo a asumir, pude a su término elaborar una formulación teórica: el Caos no es desorden sino el verdadero orden de las cosas en un estado permanente de movilidad. El concepto de orden no sirve porque es estático y parcial. Asumir el caos en el campo de la imagen es entender la dinámica abstracta sin excluir la concreción individual.

Es así que a comienzos del nuevo siglo (sobre todo a partir de 2002) el mencionado concepto me llevó a replanteamientos plásticos a fin de poder proponer una imagen del mundo contemporáneo en permanente movilidad –en el cual conviven miles de cosmovisiones de orden que se proponen todas como absolutas, constituyendo, por el contrario, el mejor ejemplo de su relativismo–. Las características de esta etapa son: nuevamente la referencia al plano como soporte de la obra; la orquestación abstracta de ésta, más allá de múltiples referencias figurativas; y la valoración de la relación entre la línea y el color para determinar un ritmo envolvente. Estoy interesado en superar el límite entre dibujo y pintura.

El supuesto de base de la obra puede ser papel, tela, madera o también una impresión digital. Creo que la pintura debe entenderse en el mundo actual como el arte de la imagen (en tanto cosmovisión del mundo), más allá del método que se utilice para lograrla. Pero mi forma de entenderme con ella sigue siendo el manual. Esto lo digo porque una de las preocupaciones constantes que acompañan mi viaje es el límite de la pintura como medio idóneo para reflejar el mundo de hoy, o sea, el de lograr una imago mundi actual. Creo que así como el arte digital no refleja de por sí al mundo en red, la pintura-pintura tampoco está condenada a no poder lograrlo. Con este propósito, en el 2009 realicé dos obras mayores (podría decirse que fueron dos instalaciones en la pared), una de ellas compuesta de fragmentos en bastidores irregulares, que constituyeron mi envío a la 53° Bienal de Venecia realizada ese año.

He continuado durante esta etapa mis aproximaciones teórico-artísticas, que se han concretado en dos publicaciones: Wittgenstein: éste es el caso (2005) y Noescritos sobre eso que se llama arte (2007). Éste último es una recopilación de escritos realizados durante cuarenta años, entre 1966 y 2006. También en 2003 se publicó una adaptación en versión cómic de Recontrapoder con la autoría conjunta de Nahuel Rando y mía: Las aventuras de Recontrapoder.