Castellano
El gesto en la pintura, que de por sí invade terrenos en el fluir gozoso de su libertad, y la necesidad interior de saber qué era lo que se me iba presentando en su caótico transcurrir me llevó a buscar el ejemplo en pintores que admiraba: Grünewald, El Greco, Rembrandt, Goya y los románticos en general. Pero luego de haber recibido también los ejemplos de la pintura surgidos después de la Segunda Guerra Mundial –action-painting e informalismo–, y sin negar a las sucesivas vanguardias (por el contrario, amándolas), me sentí nutrido por igual de las experiencias figurativas y abstractas. El clima convocante y la pasión envolvente fueron mis primeras asunciones como profesión de fe. La historia argentina en ese sentido fue una fuente de inspiración. Mis primeras cuatro exposiciones –entre 1959 y 1961–, y en particular la última de ellas, la Serie Federal, constituyen el ejemplo de esta primera etapa. Cumplida ella, cuando el tren se detuvo en la primera estación me di cuenta de los caminos paralelos por los que transitaban los trenes en los que viajaban Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. Así nació el grupo cuya primera muestra se denominó Otra Figuración.