Castellano
La conciencia de que yo sólo había asumido un caos con reaseguro, sumergido en una atmósfera envolvente, cuando el mundo que me rodeaba sólo me ofrecía como espectáculo tensiones y rupturas, me llevó a hablar de visión quebrada, cuadro dividido y, por primera vez de manera consciente, de la asunción del caos. En esta segunda etapa los cuatro integrantes del grupo, luego de un año compartido en Europa, asumimos que nuestra propuesta era aprovechar eclécticamente todas las experiencias estéticas. En un país aluvional, era lo que correspondía. Nuestras obras del período comprendido entre 1962 y 1965 dan testimonio de ello. La historia argentina, con sus contrastes violentos, continuó siendo una referencia importante en mi obra, pero si antes mojaba el pincel en el tintero del siglo XIX, en este período lo hacía en el del siglo XX, particularmente con el recuerdo de mis vivencias adolescentes en tiempos del primer peronismo. También mis últimos resabios cristianos en estado crítico aparecieron en algunos cuadros. Durante este período no hice exposiciones individuales, solamente participé en las del grupo, que ya no tenía otro título que nuestros propios nombres: Deira, Macció, Noé, De la Vega. Pero nos conocieron vox populi como Nueva Figuración, nombre que nunca nos satisfizo.