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Texto vinculado a la exposición Premio Instituto Torcuato Di Tella, 1963
Otro gran acontecimiento de 1963 fue el Premio Instituto Torcuato Di Tella. Este ya había tenido lugar en los tres años anteriores en el Museo Nacional de Bellas Artes por decisión de Romero Brest, que era, además, director del Centro de Artes Visuales del instituto. Así inició una actitud insólita en el Bellas Artes: exponer nuevas manifestaciones artísticas. En la primera edición, el Premio Di Tella (1960), lo obtuvo Mario Pucciarelli, quien lo aprovechó para partir a Roma, donde se quedó definitivamente. Clorindo Testa fue el ganador en 1961, año en el que además Macció obtuvo un segundo premio, decidido por el jurado, ya que no estaba previsto. En 1962, estuvo dedicado a la escultura y el premiado fue Gyula Kosice. El concurso de 1963 tenía dos particularidades: se hacía en el nuevo edificio del instituto, en la calle Florida entre Marcelo T. de Alvear y Paraguay, y además se había desdoblado en Premio Nacional (como lo había sido hasta ese momento) e Internacional, al que fueron invitados, además de conocidos artistas extranjeros, los ganadores de los premios anteriores.10 Como el jurado –compuesto por Jacques Lassaigne, William Sandberg y Romero Brest– decidió otorgar a Macció el Premio Internacional y a mí el Premio Nacional, la alegría fue inmensa, aun cuando yo sentía que sólo dos recibíamos reconocimiento por algo que habíamos cimentado cuatro. Introducción a la esperanza fue la obra escogida como Premio Adquisición, dentro del conjunto que yo había enviado. Luego, al disolverse el Instituto Di Tella esta obra pasó al Museo Nacional de Bellas Artes. Las otras obras fueron Autorretrato, a la que ya me referí, y Elogio de la locura. Esta última, pintada con esmaltes, tuvo aditamentos como siluetas y caretas y, tras haber estado un tiempo mal enrollada en los años setenta, terminó destruida. Pero, además, como los artistas enviaban cinco obras para que el jurado eligiese tres, habían formado parte del concurso, aunque no fueron exhibidas en esa oportunidad, Cerrado por brujería, actualmente propiedad de la Universidad de Texas, y Carisma, que se encuentra en el museo Guggenheim de Nueva York. Para el catálogo de la exposición del Premio Di Tella escribí un prólogo donde explicaba mis ideas estéticas. Allí figura el término “nueva figuración”, al que terminé aceptando porque ya era vox populi.