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Texto vinculado a la exposición Deira, Macció, Noé, de la Vega. Pinturas, 1962
En la Galería Bonino expusimos inicialmente cuadros que traíamos de Europa. Dije “inicialmente” porque esta muestra en realidad fueron dos exposiciones, una a continuación de la otra. Dado el impacto de la primera, y debido al hecho de que estaba libre la fecha subsiguiente, Alfredo Bonino nos ofreció continuarla, pero nosotros decidimos que fuera con otras obras. En la segunda parte incluimos cuadros hechos a nuestra llegada a Buenos Aires, junto con los más audaces que habíamos realizado en París. La segunda parte fue aún más corajuda que la primera, en la cual no me había animado a mostrar Mambo, que finalmente exhibí en esta. Excluidas las denominaciones “otra figuración” y “nueva figuración” −esta última nunca usada en vida del grupo−, titulamos estas muestras con nuestros apellidos en orden alfabético, el cual colocaba en último término a Jorge: él sostenía que Vega era realmente su apellido y el “de la” un agregado con minúscula. Así iniciamos una costumbre que mantuvimos hasta 1965. [...]
En el período de la primera etapa de nuestra exposición en la Galería Bonino, y ya con la tarea de preparar la segunda parte, el entusiasmo en el taller no tenía límites y el ritmo de trabajo era desenfrenado. Ambas cosas se reflejaban en el quehacer y en el ambiente lúdico que reinaba. Recuerdo por ejemplo a Ernesto llegando al taller luego de abandonar en la jornada a su otro yo –el abogado–, tomar los pinceles y ponerse en la tarea de pintar un cuadro de espaldas a la tela teniendo a nosotros tres como hinchas y, sobre todo, como ojos guía. Por cierto, esta pintura aún se considera buena. Esta actitud era consecuente con la voluntad de terminar con la solemnidad artística. [...]
Muchos críticos que nos habían sostenido entusiasmados en la muestra Otra figuración y en nuestras exposiciones individuales, como Córdova Iturburu y Osiris Chierico, se lamentaban de nuestro cambio (sobre todo por la segunda parte). Mujica Lainez fue más contemporizador. Nos apoyaron realmente Hugo Parpagnoli –quien siempre nos respaldaba y había realizado el prólogo de la muestra–, Aldo Pellegrini y Jorge Romero Brest.