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Texto vinculado a la exposición Deira, Macció, Noé, de la Vega, 1963
1963 fue el año más especial para el grupo: además de la exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, realizamos otra en Montevideo organizada por la Comisión Nacional de Bellas Artes –de la cual era presidente el pintor Jorge Páez Vilaró– en el edificio del Teatro Solís y una tercera muestra en la Galería Bonino de Río de Janeiro. La exposición en Montevideo tuvo como respuesta un gran éxito de público y muy diversos juicios. Pero todas las críticas periodísticas concordaron en que fue un verdadero acontecimiento. María Luisa Torrens escribió para el diario El País un artículo sin firma titulado “Una brillante generación argentina de los iracundos”, que se publicó acompañado de una caricatura de los cuatro –también sin firma– realizada por Hermenegildo Sábat, quien vivía aún en Montevideo. El dibujo estaba hecho sobre la base de una fotografía tomada por Makarius en la terraza de nuestro taller de la calle Carlos Pellegrini, que figuraba en el catálogo de la muestra (el mismo que utilizamos para la exposición en el Bellas Artes de Buenos Aires), y que se convirtió, con el tiempo, en algo así como un emblema del grupo. La denominación “iracundos” apareció luego en varios comentarios de la época.