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Texto vinculado a la exposición Deira, Macció, Noé, de la Vega, 1963
La impresión digital –como “símbolo del testimonio del hombre”– reproducida en gran tamaño y divulgada en avisos murales, identifica a cuatro pintores: Deira, Macció, Noé y De la Vega, quienes exponen en el Museo Nacional de Bellas Artes (avenida del Libertador General San Martín 1473). La trayectoria de estos artistas, que hace dos años expusieron bajo el título de Otra figuración en Galería Peuser, ha sido breve como exitosa. La fórmula se reiteró después de un viaje a Europa con dibujos (en Lirolay) y pinturas (en Bonino). En aquella oportunidad los diseños hacían alusión a una reciente como deplorable crisis política, y la realidad fue retratada en acertadas imágenes. Esta toma de postura fue luego imitada por otros pintores, y el acierto tuvo no menor relevancia. Consignamos el hecho porque en cierta manera una prédica equivocada, a nuestro criterio, había hecho de nuestros pintores una especie de caja de resonancia de acontecimientos lejanos, y se había olvidado de la realidad inmediata, de la interpretación plástica que ésta merece. ¿Que su lenguaje pictórico es producto de experiencias europeas y americanas? De acuerdo. No es posible hacerlo de un solo golpe. Luis Felipe Noé ya había dado buena muestra de ello al evocarnos ciertos nefastos acontecimientos de nuestra historia. La pintura parecía estar en función del tema, y la Serie Federal fue algo más que un acierto plástico. En la presente muestra resulta un tanto embarazosa la contemplación de los cuadros de Noé, como evidente la alusión a la situación actual; los cartelones que llevan “la fuerza ciega” son significativos. La confusión y el caos se hacen clarividentes. A nadie le gusta lo que nos está pasando. La situación del país a todos nos duele por igual. El “no”, reiterativo y sintomático, está llegando a su cometido final; todo esto ha de pasar, sin lugar a dudas, pero en el arte ya ha dejado su testimonio, y en él reconoceremos, ahora o más tarde, esta hora aciaga. En Noé creemos ver este planteo con toda su carga literaria, bagaje que en más de una oportunidad está en pugna con el acontecimiento plástico. El enfoque político no se evidencia en los demás expositores, quienes también presentan obras de este año y de épocas anteriores. [...] Resumiendo, debemos destacar el esfuerzo y la seriedad en general con que han encarado ciertos problemas que nos atañen a todos, sin eludir la responsabilidad plástica y la personalidad con que cada uno de estos artistas lo ha expresado. No se han quedado en el mero ademán ostentoso y huero de contenido. Hasta el catálogo, muy bien diagramado, denota esa preocupación de estar a la altura del escenario que se les ha brindado. Y lo han logrado.