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Nueva Figuración. Apuntes cincuenta años después

Texto vinculado a la exposición Nueva Figuración 1961-1965. Deira, Macció, Noé, de la Vega. El estallido de la pintura, 2010

 […] En los cuatro años posteriores a la exposición Otra figuración, el grupo de Deira, Macció, Noé y De la Vega concibió mucho más que lo que aquella manifestación conjunta había enunciado. Ellos, aun como actores principales de aquel arranque, tal vez no conocían todavía en profundidad las causas últimas de sus acciones. Estos cuatro artistas, entre otros, fueron protagonistas de un quiebre de época. Se trataba realmente del fin de una era. [...] En realidad, hoy lo que menos importa es dentro de qué orden clasificatorio se hallaban comprendidos, porque no pertenecían justamente a ningún orden, sino a otro tipo de voluntad artística que buscaba transgredir cierta disposición vigente con el objetivo de encontrar nuevos paradigmas, que se manifestaban tanto en el escenario argentino como también en otros centros de arte occidentales. Por lo tanto, es necesario aún hoy, cincuenta años después, deshacer un malentendido: tanto Deira, Macció, Noé y De la Vega como tantos otros artistas que protagonizaron aquel momento de quiebre no llegaron a la escena del arte con el fin de instaurar lenguajes artísticos de definición concluida. Por el contrario, pretendían remover modelos y actitudes esclerosados y hacer una búsqueda –a menudo desesperada y angustiosa– para proponer nuevos rumbos para el arte, más bien desconocidos hasta entonces o poco transitados. […] El otro malentendido que vino de la mano del anterior, y persiste aún hoy, es la creencia en el intercambio de influencias de lenguajes heredados e importados, ya sea del grupo Cobra, de Willem de Kooning, o de Jean Dubuffet, entre otros. La Nueva Figuración argentina, junto a estos y otros artistas internacionales, formó parte –casi en paralelo– de la explosión, del fuerte cimbronazo que sacudió a Occidente en la mitad del siglo XX con sus obligadas consecuencias y manifestaciones en el ámbito de la cultura. […] En el medio artístico de Buenos Aires un ineludible estallido recogería algunos aspectos de la situación generada en otros centros internacionales y le sumaría razones locales.[…] El inicio del estallido de un creciente movimiento anárquico se lo suele datar hacia 1956 y su conclusión hacia 1965. Fue ese el contexto en el cual se dieron las obras y acciones de los integrantes de la Nueva Figuración, que formaron parte del mismo acontecimiento colectivo. […] En Buenos Aires, al señalado agotamiento del ciclo moderno del arte, Ernesto Deira lo definió así: “Desde la Segunda Guerra Mundial había habido un estallido de la pintura”.[…] El objetivo del grupo fue buscar una nueva imagen de los seres humanos (del hombre, dijeron en aquel momento) con su contexto. Conjugaron los elementos más diversos a partir de aquel “estallido de la pintura”. [...] Después de la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto y la bomba atómica, un cambio de conciencia se dio en el mundo. Es inimaginable que ese cambio no implicase también un giro en el concepto y en la imagen misma del ser humano, y en este caso en especial, su imagen tratada por el arte, a escala universal también. Sin embargo, el tema era de tal importancia que no se ceñía a los límites del mundo del arte. Lo retroalimentaban la entera realidad y la esfera del pensamiento humano. […] Si bien hacía al menos cincuenta años ya que una imagen del ser humano de rasgos apolíneos se había ido eclipsando a través de las tendencias artísticas más o menos revolucionarias, se sumaban también los renovados descubrimientos del funcionamiento psíquico humano de parte de S. Freud y de C.G. Jung. Este último había aportado el descubrimiento y una renovación de los conceptos sobre la psique, como por ejemplo la referencia a la llamada “sombra”, es decir, uno de los factores más ocultos de la personalidad. Entre fragmentación e integración, era inminente el surgimiento de una nueva imagen del ser humano, o al menos pensarla en conflicto. […]
La reunión de Deira, Macció, Noé y De la Vega durante el período que se constituyeron como grupo –1961-1965– fue explosiva. Los cuatro artistas tuvieron objetivos conceptuales comunes, trabajaron juntos, conversaron y discutieron, pero no pretendieron compartir similitudes formales específicas. Se trataba de una ‘contaminación’ creativa, vital e intelectual. […]
Esta exposición pretende poner en escena dos cuestiones. Una es la propuesta que los artistas postularon en el momento en que expusieron juntos por primera vez en la galería Peuser, en agosto de 1961: la búsqueda de una nueva imagen del ser humano. […] El segundo objetivo refiere a la situación de contexto de la cultura occidental y también universal. A un problema de orden artístico subyacía un cuestionamiento antropológico y filosófico. Sobrevenía en cierta proporción una pérdida de autonomía del arte, a la cual la utopía moderna había apostado. Además, las fechas de actuación del grupo coinciden con el período de pasaje modernidad-posmodernidad/tardomodernidad, dado a través de diversos indicadores culturales.[…]
No sólo la noción de cuadro cambiaba de manera drástica hasta ser llevada al límite de su extinción, sino también la noción de obra de arte. Estos artistas se habían asomado al abismo y se abismaron en el arte también” .[…]



Mercedes Casanegra. "Nueva Figuración. Apuntes cincuenta años después", en Mercedes Casanegra (cur.): Nueva Figuración 1961-1965. Deira, Macció, Noé, de la Vega. El estallido de la pintura, cat. exp., Buenos Aires, Museo Nacional de Bellas Artes, 2010