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Texto vinculado a la exposición Luis Felipe Noé, 1959
Entre los nuevos pintores, cuyos nombres destacamos en la exposición del Premio De Ridder, se encuentra Luis Felipe Noé. El óleo que allí vimos no permitió, con todo, formarse una idea plena de sus condiciones, pues su gama baja y deficiencias de la iluminación conspiraban contra su relieve, entre obras más claras. Por eso, visitamos con especial curiosidad la muestra individual que ha inaugurado en la última sala de Witcomb, Florida 760. El notable conjunto que allí exhibe, aplicando la mencionada gama baja que lo caracteriza y que confiere a sus creaciones un singular dramatismo, informa de la destreza con que maneja los ricos medios que posee, que otorgan a sus planteos de la no-figuración una vibrante calidad. De las pinturas expuestas consideramos (paradójicamente) la menos interesante a la elegida para su adquisición por el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, pues, a diferencia de las demás, conspira contra su valor una confusión que no se justifica.