Castellano

Los demonios de la historia

Reseña

Texto vinculado a la exposición Pinturas 60-95, 1995


Muy pocos artistas argentinos se han metido con la historia y la realidad argentina como lo ha hecho Luis Felipe Noé. Muchos menos aún han logrado develar las incoherencias, complejidades y grotescos perfiles de nuestra realidad en la estructura interna de su obra. Esa ha sido sólo una parte de la empresa que ocupó a Noé en los últimos treinta años. Los resultados están a la vista del público en la retrospectiva que exhibe hasta fin de agosto el Museo Nacional de Bellas Artes. La otra parte es una larga reflexión teórica sobre la naturaleza del acto de crear, sobre la pintura, su lenguaje, los compromisos éticos de un artista y el arte como forma de conocimiento. Un torrente conceptual que se materializó en tres libros editados entre 1965 y 1974 y otros tantos textos que acumuló en años de preocupación obsesiva por los problemas del presente y el futuro. Noé es el navegante que se aventura a todas las tormentas pero jamás olvida anotar en su cuaderno de bitácora. Seguidor confeso de Coleridge en eso de “convertir la naturaleza en pensamiento y el pensamiento en naturaleza”, uno y otro son para él profundamente convulsivos y no hay modo de que reflejen un orden que no existe. La muestra de Bellas Artes tiene algo de ese caos que ha sido siempre el numen de su obra. Sin embargo logra iluminar en su recorrido la riqueza de esa “coherencia en la incoherencia” que lo acompañó toda su vida. [...]



Ana María Battistozzi. "Los demonios de la historia", en Clarín, Buenos Aires, 1995