Castellano

Jorge de la Vega según Luis Felipe Noé

Reseña

A cincuenta años de la muerte del pintor y músico, su íntimo amigo, compañero de ruta y colega de hallazgos artísticos, lo recuerda vívidamente y con gran precisión.

-¿Cómo conoció a Jorge de la Vega?

-Lo conocí gracias a mi hermana, porque él venía a casa a estudiar con ella para entrar a la Facultad de Arquitectura. El tenía 18 años y yo 15. Cuando venía, me pedía que le fuera a comprar cigarrillos… los cigarrillos que terminaron siendo fatales, porque tenía siempre uno en la boca.

-¿Usted ya había visto su pintura?

-Yo le tenía admiración porque él ya exponía: hacía una obra que tenía influencia de Modigliani. El padre de Jorge, que había nacido en Barcelona, era pintor aficionado y le había dado ciertas ideas de la pintura desde chico. Más adelante, cuando ya estaba en la Facultad de Arquitectura, tuvo la influencia del arte geométrico.

-¿Cuándo comenzó la amistad?

-Puedo dar la fecha exacta: el 8 de octubre de 1959, porque fue el día de la inauguración de mi primera exposición, en la galería Witcomb. En ese momento empieza también mi amistad con Alberto Greco y con Rómulo Macció. Entonces Jorge se acercó y me dijo que ya estaba un poco cansado de la geometría y que mi obra le había interesado.

Al poco tiempo de aquella inauguración mi padre me dijo que podía ir a pintar a la fábrica de sombreros que había sido de mi abuelo, porque estaban liquidando la empresa. Era un lugar enorme: había espacio de sobra. Entonces ahí se colaron Greco y Macció. De la Vega tenía su propio taller, donde pintaba cuadros chicos. Pero cuando quería pintar en tamaño grande venía a mi taller, cada vez más seguido. Nos hicimos muy amigos.

-¿Cuándo surge la idea del grupo?

-Ya éramos más o menos un grupo. Queríamos hacer algo más grande. Era el tiempo de la gran rivalidad entre figurativos y abstractos. Pensamos en formar un movimiento que superara aquella rivalidad y que en cierto modo reflejara nuestro contexto. Lo fuimos elaborando con Macció y De la Vega. Pero Greco se abrio porque decía que volver hacia lo figurativo era como dar un paso atrás, aunque lo hizo enseguida. Macció propone integrar a Ernesto Deira. Y así, entre los cuatro, empezamos a proponerle a otras personas que se sumaran. Pero varios nos dijeron que no: algunos por abstractos, como el propio Greco y Antonio Seguí (que venía de México y estaba haciendo pintura abstracta con materia, muy armada). Otros, por figurativos, cómo Miguel Dávila y Jorge Demirjian; y otros, como Distéfano, que estaba muy metido en el diseño. Los únicos que nos dijeron que sí para la primera exposición fueron Sameer Makarius, que era fotógrafo y pintor abstracto. Y Jorge a su vez propuso a Carolina Muchnik. Así se conformó la primera exposición.

-Después sigue el viaje a París.

-Nos fuimos todos a Europa: Deira y Macció, con la beca del Fondo Nacional de las Artes. Yo, con la beca del gobierno francés. Y De la Vega, con sus ahorros. Primero Jorge y yo nos fuimos en barco y nos instalamos por un lado. Después vinieron Macció y Deira y se instalaron en otro lugar, siempre en los suburbios de París. Dentro del grupo, éramos dos subgrupos. Yo me entendía muy bien con Jorge. Nos hicimos amigos íntimos. Ibamos a ver muchas exposiciones. Me acuerdo por ejemplo, cuando Jorge descubrió a Fernand Léger. Y pensándolo en perspectiva, creo que gravitaron mucho los blancos de Léger en los blancos de De la Vega. En mi caso, el impacto fue con la obra de Duchamp del banco y la rueda de bicicleta. Ese tipo de ruptura gravitó mucho en mí. Yo buscaba también la ruptura, y Jorge, por su parte, quería romper el rectángulo. Nos íbamos entusiasmando mutuamente.

[...]



Fabián Lebenglik. "Jorge de la Vega según Luis Felipe Noé", en Página/12, Buenos Aires, 2021. https://www.pagina12.com.ar/358923-jorge-de-la-vega-segun-luis-felipe-noe