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Texto vinculado a la exposición Noé. Visiones / Revisiones, 2012
Fue inaugurada ayer por el artista, pocas horas después de la muerte de su esposa, Nora Murphy, a quien recordó conmovido. "Perdón, estoy muy emocionado", dijo Luis Felipe ‘Yuyo’ Noé con un hilo de voz al inaugurar ayer al mediodía una muestra sobre su obra en el Museo de la Universidad Tres de Febrero. Horas antes había fallecido su esposa, Nora Murphy, a quien le dedicó la exposición. "Fue mi compañera de toda la vida, le debo todo. Estoy aquí porque ella lo hubiera preferido: la vida continúa", agregó entre lágrimas. Decenas de personas aplaudieron conmovidas a uno de los artistas argentinos más queridos y consagrados: con más de 50 años de carrera y más de 100 exposiciones realizadas, integró la Nueva Figuración en los años ‘60, representó a la Argentina en la Bienal de Venecia de 2009 y este año preside el Gran Jurado de los Premios Konex a las Artes Visuales. "Nora me estimuló a ser quien verdaderamente soy, le debo mi apreciación de lo social –dijo Noé a La Nación–. Yo tenía una concepción del orden de las cosas y ella me ayudó a desafiarla. Era un hombre de derecha y me convertí en un hombre de izquierda." Noé tenía 20 años y ella era dos años mayor cuando se conocieron, a comienzos de la década de 1950, mientras estudiaban Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Ninguno de los dos se recibió, pero Nora se graduó como asistente social. Nunca más se separaron. Él era entonces muy tímido y ella, muy decidida. Se casaron en 1957 y tuvieron dos hijos: Paula y Gaspar, conocido director de cine. Los dos viven en París, donde la familia se exilió en 1976. "Mi madre influyó mucho en la personalidad de mi padre. Era intelectual, politizada y muy buena persona", dijo Gaspar a La Nación . En 1987, Yuyo y Nora volvieron a la Argentina y se instalaron en San Telmo. En su taller de la calle Tacuarí, el artista trabajó sin parar en sus obras, centradas en el caos y las rupturas. Y lo sigue haciendo: a los 79 años, prepara una autobiografía y una compilación de su obra, que publicará en dos tomos, y un nuevo libro de ensayos sobre pintura que completará la trilogía iniciada con Antiestética y Noescritos . Él mismo fue uno de los curadores de la muestra inaugurada ayer, Visiones/Re-visiones, que pone en diálogo dibujos, grabados y pinturas realizados en la última década con piezas de su producción anterior. "Es un artista absolutamente activo, que se replantea su quehacer. Por eso la obra es tan vigente", observó Diana Wechsler, quien integra el equipo curatorial junto con Eduardo Stupía y Cecilia Ivanchevich.