Castellano

Carta Solemne a mí mismo

Texto vinculado a la exposición Luis Felipe Noé. Paintings, 1966

Estimado señor Noé:

Una vez más me pide que hable acerca de usted. Francamente no sé qué hacer. He pasado mi vida hablando de usted. Inclusive he escrito un libro, Antiestética, para proporcionarle un fundamento a su búsqueda. No tengo nada más que decir. Lo que fue dicho, fue dicho, aunque, naturalmente, no fue dicho en inglés. Pero la verdad es que una vez sintetizado el proceso de mis ideas, que ha dirigido su trabajo y lo ha puesto en el camino por el que hoy transita, hay una sola palabra posible para simbolizarlo completamente: “caos”, esa vieja mala palabra para el arte, que, sin embargo, es la única útil para nombrar el mundo actual. Nosotros, los hombres de hoy, estamos creando un nuevo orden de cosas y señalando el camino hacia una nueva y orgánica Weltanschauung. Pero este nuevo orden no tiene nada que ver con ninguno previo. Es ante todo para entender el caos que estamos viviendo, porque lo que llamamos “caos” no es más que aquello para lo cual nos faltan pautas que permitan comprenderlo. Y como el artista es un individuo que trata por todos los medios de asir aquello que se le escapa, nuestro caos es el único objetivo cierto al cual debemos dirigir nuestras preocupaciones. Pienso que está bien que usted trate de revelar la imagen del caos. Es su deber en tanto artista, pero está destinado al fracaso, porque apenas logre su cometido estará usted revelando un nuevo orden, y al mismo tiempo habrá otras cosas que se le escaparán y que estarán constituyendo un nuevo caos. Es así que yo comencé a hablar del caos en su obra, como otros ya lo estarán haciendo, pero apenas me comprometí a ello el caos era aún mayor. [...]
Detesto a los artistas que especulan con su mundo subjetivo. No creo, como usted, que el arte es expresión, sino que a partir de una necesidad expresiva el artista se objetiva a sí mismo en la búsqueda del mundo que lo rodea y que al mismo tiempo se le escapa continuamente como a un aprendiz de brujo. Pero, tal vez, ambos acertamos, especialmente cuando estamos tan próximos uno del otro. El hecho de que los dos seamos una sola persona puede ser útil; pero lo mejor sería que usted no interfiriera en mi trabajo de teórico y que yo aprendiera a aprovechar su experiencia. Además, sin interferir en su trabajo de pintor, debo continuar siendo su conciencia lúcida, porque si bien usted es más sensible y entiende más de pintura que yo, yo soy más inteligente y entiendo más sobre el proceso creativo contemporáneo que usted. Sé que este proyecto le es extraño en tanto individuo, pero usted no es ajeno a él, sino que forma parte del mismo. Bueno, ¿basta esto como introducción? ¡Viva el caos porque es lo único que está vivo!



Luis Felipe Noé. "Carta Solemne a mí mismo", Nueva York, 1966