Castellano
Texto vinculado a la exposición Ambiente, 1968
Querido Miguel:
Toda mi vida como artista ha tratado de ser una forma de entenderme con un alrededor mío que se me escapa de las manos y se me presenta caótico. O sea que ha sido una forma de entenderme con el caos, ese caos que involucra la vida del hombre. Para hacerlo, partí de la pintura pero me fui de ella sin ningún prejuicio, con la voluntad de probar nuevas formas para abarcar algo que me trascendía. En un momento, en esa voluntad de ir más allá de los límites de la pintura, envolví al espectador con ella, pero, como era una pintura que registraba al hombre y su pasión en ese caos, me di cuenta de que lo que estaba haciendo era envolver al espectador con mi actitud personal, con mi yo. Por lo tanto, renuncié a la pintura y al yo y opté por los espejos como forma de envolver al espectador con su propia realidad, y en este terreno plantear la asunción del caos. La verdad es que comencé esta etapa hace un año y medio y que todavía no tuve ocasión de realizarla en un cuarto totalmente cubierto de espejos. Aquí va por primera vez y gracias a tí. Tal vez sean los caraqueños los únicos que vean esta etapa de mi obra; justamente ellos, que nunca han conocido mi pintura. Esto pasa con la vida y la gente. Uno se da a cada ‘otro’ según el momento en que uno es y conoce a ese otro; por lo tanto, uno es, al fin, una acumulación de personas diferentes. En la actualidad creo que quiero hacer este cuarto de espejos como una forma de concretar un amor que no pudo ser, pero mi forma actual de entenderme con el caos es otra y está vinculada a la acción, a la política y al escribir. Tal vez sea porque creo en esa afirmación de Octavio Paz: “Se acabó la contemplación estética porque la estética se disuelve en la vida social”. Creo que en la actualidad sólo a través de los conceptos y de la acción para imponerlos podemos entendernos con ese caos, metiéndonos en la realidad para rehacerla. Fundamentalmente lo encaro como una forma conceptual de entenderme con circunstancias precisas y una de ellas me interesa en especial: la de ser latinoamericano. Por esto dejo ahora Nueva York y vuelvo a América Latina, mi patria. Sé que mi obra de espejos no habla de este problema, justamente por ello lo hablo aquí. Algún día me gustaría entenderme con todas las facetas de la realidad y hablar de orden. Por ahora sólo puedo perderme entre las facetas. Los espejos sólo son un símbolo de esto a que me refiero. Por esto me interesan. Pero por esto, también, no pienso dedicar mi vida a ellos. No es el símbolo de un problema lo que me interesa, sino el problema mismo. Y este reside en la sociedad. Miguel, gracias por darme la oportunidad de hacer esto. Un abrazo.