Castellano
Texto vinculado a la exposición Nueva Figuración 1961-1965. Deira, Macció, Noé, de la Vega. El estallido de la pintura, 2010
[…] Con su arte plural y aleatorio, Madí preparó el terreno de una evolución que llevaría hasta el cinetismo de los años sesenta. Me interesé, pues, en la naturaleza del movimiento en el arte argentino, que es sinónimo de inestabilidad más que de evolución. Eso me permitió comprender el eclecticismo de la Nueva Figuración como estructura del caos. Para las vanguardias de los años cuarenta, la vinculación entre estética y política era muy fuerte. Gracias a ese estudio, me interrogué sobre los lazos entre estética y política en los años sesenta. Por falta de tiempo no pude ir muy lejos. Pero creo que es importante destacar que la violencia de la Nueva Figuración fue compartida por toda una generación de argentinos. […] Por su eclecticismo, primero Macció, a partir de la exposición liminar Otra figuración, luego Noé y De la Vega, superaron, en efecto, la problemática de la nueva figuración, a saber, una pintura figurativa con una metodología abstracta, para cuestionar el fundamento mismo de la modernidad, es decir, su temporalidad histórica. En su proceso histórico de deconstrucción, la modernidad occi - dental tomó sucesivamente cada elemento de la pintura y lo erigió en un todo que excluía los otros elementos. El fauvismo sólo quiere el color, el cubismo desmenuza el volumen, el arte concreto sólo se interesa por la geometría matemática, el informalismo sólo cree en la materia y el gesto, etcétera. Esos sistemas exclusivos se sucedieron en el tiempo. Al confrontar voluntariamente sistemas pictóricos exclusivos que habían aparecido en una secuencia cronológica progresiva, la figuración argentina rompe con la lógica histórica de la modernidad. […] Esta libertad está al servicio de una voluntad artística individual. A diferencia de los geométricos de los años cuarenta, que reivindican todos el marxismo, su figuración ecléctica no responde a una ideología. A diferencia también de los grupos contemporáneos Espartaco y Groupe de Recherche d’Art Visuel (GRAV), no aplican un programa común. Su compromiso político, cuando lo hay, es individual. […] La crítica argentina, si bien elogia la hazaña y reconoce que “en esos cuatro pintores abunda el valor, tienen las cualidades del corazón y las del espíritu” (Germaine Derbecq, en Le Quotidien), no llega a explicar la singularidad de su figuración. Hay que decir que esa figuración ecléctica que rechaza la lógica histórica y analítica de la modernidad es inconcebible en 1963. Aún no existen las herramientas conceptuales: La condición posmoderna. Informe sobre el saber, de Jean-François Lyotard, recién aparecerá en 1979. […] Es la realidad sudamericana la que otorga todo su valor al fluir heracliteano de las cosas. Del vibracionismo del uruguayo Rafael Barradas y el venezolano Reverón al cinetismo, pasando por el arte plural, lúdico y aleatorio de Madí, por el expresionismo de los mexicanos Orozco y Siqueiros y de los argentinos Deira, Noé, Macció y De la Vega, sin olvidar la representación de un espacio dinámico en el chileno Matta, la cuestión del movimiento es central y omnipresente en el arte sudamericano. […] La evolución de la escena del arte parisina y neoyorquina provoca en Buenos Aires la caída en desgracia del grupo que no hace “la cosa nueva”. […] Recientemente, tratando de hallar la mejor forma de salir de la crisis financiera, un diario titulaba: “La crisis, el ejemplo argentino”. De la misma manera, el fin del modernismo otorga a la figuración ecléctica argentina un valor ejemplar para el arte occidental. Al querer dar una imagen de su realidad, nuestros pintores encontraron un lenguaje capaz de expresar la estructura del caos. Su eclecticismo, mezclando lenguajes estilísticos que aparecían en una secuencia cronológica y valiéndose de su oposición, refuta la lógica científica de la innovación y la secuenciación del tiempo que fundan el mito del progreso. Haciendo esto, dieron una imagen de su realidad de argentinos de los años sesenta, pero también de nuestra realidad actual. La “belleza bárbara irracional” de su eclecticismo no puede sino conmovernos profundamente. Son los únicos, hasta donde sé, que dieron ese paso tan decisivo, la ruptura voluntaria con la lógica histórica del modernismo. La figuración libre, “posmoderna”, de los años ochenta y noventa se acerca a su voluntad inicial, neofigurativa, de mezclar todo con la mayor libertad posible sin preocuparse por la concordancia de los tiempos. Pero ningún artista, que yo sepa, llevó tan lejos como ellos la contradicción dinámica de los lenguajes para dar una imagen del caos. […]