Castellano
Texto vinculado a la exposición Nueva Figuración 1961-1965. Deira, Macció, Noé, de la Vega. El estallido de la pintura, 2010
[…] Espero que este ensayo promueva una perspectiva más cosmopolita, que permita una nueva apreciación de la Nueva Figuración. Uso el término cosmopolita en el sentido propuesto por Kobena Mercer en su reciente antología: un abordaje cosmopolita de la historia del arte da valor a la experiencia de aquellos artistas que produjeron en sociedades donde las corrientes del modernismo se desarrollaron de formas distintas de las prevalecientes en los centros de poder. […] En este sentido, los artistas de la Nueva Figuración son cruciales para una reescritura de la historia del arte. [...]
Los artistas de la Nueva Figuración [que] por haber surgido en otras regiones ocuparon hasta ahora un lugar secundario. [...] El arte de Rauschenberg constituye una reconciliación o una capitulación ante la situación social contemporánea… un abandono al embrujo de la sociedad capitalista […] en la vereda contraria, la mayor parte de las obras de De la Vega ofrecen una crítica y un sentido de desilusión con respecto a su presente. […] Si la estética de Rauschenberg se basa en la aceptación, la de De la Vega lo hace en el cambio. […] El aburrimiento intencional de las obras de Warhol es, desde luego, muy innovador, pero su actitud inexpresiva refleja también un alto grado de satisfacción con la sociedad tal como la hallaba. El aburrimiento sólo es posible a salvo del caos. […] Aquí, como en la obra de Rauschenberg, se advierte básicamente una mirada social de aceptación. […] La concepción de Rauschenberg y Warhol parece hecha a medida de Estados Unidos, la sociedad más materialmente próspera de la tierra en ese momento. Este país lideraba la Guerra Fría contra el bloque soviético, pero su espacio interno se encontraba mayormente en calma a principios de los sesenta: los militares permanecían en los cuarteles, la moneda era estable, las elecciones eran predecibles y los resultados se continuaban en todos los niveles de los sucesivos gobiernos. Ninguno de estos hechos es válido para la Argentina durante el mismo período: los militares se entrometían en la política prácticamente todos los meses, haciendo demandas a los líderes políticos, dictando la conformación del gabinete y haciendo su propia evaluación de las elecciones locales y nacionales; la moneda registraba vastas fluctuaciones, que culminaron en una devaluación del 58% en abril de 1964; la proscripción del Partido Justicialista convertía a todos los gobiernos electos en antidemocráticos […].
Muchos años después del fin de la Nueva Figuración algunos consagrados artistas europeos comenzaron a desarrollar una concepción social similar a la de aquellos artistas de Buenos Aires […]. La expresiva disección de Alemania que el artista [Jorg Immendorf] lleva a cabo en esta y otras obras de la serie Café Deutschland recuerda la respuesta de los artistas argentinos a la agitación y el desorden de su país, salvo que los argentinos lo habían hecho veinte años antes con mayor grado de innovación formal. […] El Museo de Arte Moderno de Nueva York posee docenas de obras de Immendorff y Kiefer, pero sólo unos pocos dibujos –o casi nada en comparación– de los miembros de la Nueva Figuración. Es claramente un triste estado de situación. Si nuestra concepción del arte moderno se hiciera más cosmopolita, un horizonte más vasto se desplegaría frente a nuestros ojos […].