Castellano
Texto vinculado a la exposición Luis Felipe Noé. Paintings, 1966
Todo es caos y caos es todo [...] El caos del que él habla es evidentemente visible en su exposición. A primera vista parece como si sobre el piso y las paredes de la galería se hubiese esparcido el contenido del estudio de un artista que hubiese perdido la razón. Docenas de telas –algunas desgarradas o perforadas– yacen amontonadas en un rincón. Otras parecen pegadas a las paredes, con sus bordes rasgados colgando desolados. Más allá, marcos vacíos se codean con figuras recortadas que, a su vez, se apoyan precariamente sobre otras telas mutiladas. El todo se asemeja a un happening –un happening que parece querer decir que todo arte es parodia–. ¿Pero un happening de un latinoamericano? Por cierto que no. El aspecto es pura coincidencia. Luis Felipe Noé no está interesado en los happenings –sólo en el caos– [...] Mirando atentamente el trabajo de Noé se nota cómo la figura –de hombre, de mujer, de niño– se repite una y otra vez. Esta preocupación obsesiva por la figura es, por supuesto, parte del mensaje: el hombre es la causa del caos. [...] El estilo es siempre expresionista –soutinesco, para ser más preciso–. Está cargado con todas las tensiones y características negativas que el artista puede convocar. Y, como además azota y maltrata sus temas arrojándolos brutalmente en todas direcciones sobre el piso y paredes de la galería, nos encontramos con una sensación de fracaso que prácticamente no tiene salida. Conscientemente brutal, conscientemente fea, esta obra lucha vigorosamente por hacer del caos un dios. Lo que la salva de ser totalmente tosca es una fuerza autóctona, una cierta violencia de temperamento que une la intención del artista con su contenido. [...]